La Cuaresma es un tiempo que nos dispone para celebrar el misterio central de nuestra Fe, la Pascua del Señor. Este acontecimiento tiene la capacidad de transformar completamente la vida de quien acoge este anuncio de salvación y de permitirle experimentar un encuentro de vida y vida en abundancia, como lo ha dicho el Señor. La iglesia nos propone durante la Cuaresma fortalecer nuestra vida de oración, la experiencia del ayuno y la práctica de la misericordia con los hermanos, cada bautizado desde su condición de vida, se prepara para este encuentro de amor.
Nuestro presbiterio, acogiendo el llamado como bautizados, en este tiempo se dispone a vivir de manera especial en estas dos semanas (del 13 al 24 de marzo) la experiencia de encuentro con diferentes escenarios de misericordia en nuestra ciudad, acompañando a quienes viven la enfermedad y sus familias y compartiendo un momento de diálogo y consuelo con quienes se encuentran privados de la libertad.
¿Por qué hacerlo?
Aunque la vida sacerdotal está en continua donación, vale la pena que unirse a esta iniciativa…
… porque estamos en Cuaresma, tiempo propicio para las obras de misericordia.
… porque el misionar juntos es un medio precioso para acrecentar nuestra fraternidad.
… porque es una manera de apoyar a nuestros hermanos sacerdotes que sirven sin parar en estos lugares tan exigentes y desbordantes.
… porque vale la pena que nuestra ciudad experimente una presencia significativa de sacerdotes en alguno de sus tiempos y lugares.